domingo, 27 de mayo de 2007

Un señor don

UN SEÑOR DON


Foly Galán

... Para mi adorable tía Ángeles y para todas sus compañeras del colegio La Pureza de María en El Realejo...
... Y también, por supuesto, para mi Amorcito...

Capitulo 1º
EL PODER DE LOS SUEÑOS

... Jorge y yo nos conocimos casualmente hará unos dos años, durante un viaje por Europa, y desde entonces nuestra amistad se ha ido afianzando sólidamente, hasta el punto de habernos unido casi como hermanos. Nuestras novias mantienen también muy buena relación entre ellas, por lo que habitualmente salimos juntos los cuatro los fines de semana: a cenar ó de copas y a bailar en las discotecas.
... Desde el comienzo de nuestra amistad, Jorge, durante el transcurso de nuestra primera conversación de cinco horas, la práctica totalidad del tiempo que duró nuestro vuelo en avión a Dusseldorf, me comentó su teoría sobre el poder de sus sueños: según él, mientras dormía, podía encontrar soluciones para sus problemas y aplicarlas posteriormente a su vida cotidiana al despertarse.
... Casualmente, los dos teníamos planeado alquilar un coche en Alemania para recorrer Europa hasta quedarnos sin presupuesto, por lo que decidimos hacerlo juntos, con lo cual compartiríamos los gastos y podríamos hacer más kilómetros; tan solo una semana después, estábamos ya sin dinero y de regreso a las Islas Canarias, pero acompañados por nuestras nuevas encantadoras novias, y habiendo recorrido más de cinco mil kilómetros con el coche de alquiler: Dusseldorf, Berlín, Hamburgo, Bremen, Ámsterdam, Rótterdam, Copenhague, Estocolmo; ciudades todas ellas descomunalmente gigantescas al ser observadas desde nuestros humildes ojos isleños. Para Jorge y para mí, era la primera vez que viajábamos fuera de las Islas Canarias.
... A lo largo de aquella semana de ruta en coche por Europa con Jorge, pude comprobar, aunque aún con cierto escepticismo, que su teoría sobre el poder de los sueños, aparentemente, no era tan descabellada como yo había pensado en silencio inicialmente, al exponérmela Jorge por primera vez cuando nos conocimos en el avión; Jorge ocupaba el asiento de mi derecha, el de la ventanilla, y al comentarle que había tenido suerte con la plaza que le habían asignado, él me susurró que no era cuestión de suerte, puesto que la noche anterior, en sueños, él había visualizado exactamente el asiento en el que deseaba sentarse y solo por ese motivo ocupaba dicho sitio. Es más, también me dijo que él ya sabía que nos conoceríamos, que compartiríamos el coche para ahorrar gastos, y que acabaríamos siendo grandes amigos. Yo pensé que entonces bromeaba, pero a lo largo de los días siguientes descubriría que no era así...
... Aunque Jorge olvidó prever algunos detalles, por lo que pasaríamos nuestra primera noche en Europa durmiendo dentro del coche de alquiler. Estábamos bastante desorientados y no conseguíamos ubicarnos en un mapa que habíamos comprado unas horas antes en una estación de servicio. Eran más de las tres de la madrugada y nos estábamos derrumbando por el agotamiento, así que acabamos estacionando para dormir en un área de descanso de una autopista, que en aquel momento desconocíamos por completo que nos llevaría a despertarnos en Holanda. Poco antes de dormirnos, Jorge, me aseguró que al despertarse por la mañana sabría exactamente donde nos encontrábamos, ya que él en sueños lo descubriría; a la mañana siguiente, nada más abrir los ojos, Jorge exclamó: ¡estamos bastante cerca de Ámsterdam!

Capitulo 2º
EL DESPERTAR

... Jorge, había acertado. Durante la noche nos habíamos confundido de autopista y sin saberlo habíamos salido de Alemania; nos encontrábamos a tan solo unos veinte kilómetros de Ámsterdam. A los pocos minutos de reemprender la marcha pude ver el cartel que nos anunciaba la proximidad de la ciudad preferida de Rembrandt.
... Sentí curiosidad y le pregunté a Jorge que más había podido averiguar en sueños, durante nuestra breve e incómoda cabezadita de tres horas en el coche. Él, sonriendo, me informó de que ya sabía como sería la pensión en que pasaríamos la noche, el precio de la habitación, y hasta el color del pelo de la recepcionista; además, pudo vaticinar que conoceríamos a dos chicas durante la cena, con las cuales continuaríamos nuestro improvisado recorrido por Europa. ¡Acertó en todo!
... Nuestra primera noche en Holanda fue tal y como el había previsto. Al día siguiente, nuestro coche de alquiler transportaba a cuatro personas, y tres de ellas interrogábamos a Jorge sobre que sería lo próximo que nos acontecería en nuestras aventuras. Lorena y Natalia, sorprendentemente como había predicho Jorge, igual que nosotros, eran de las Islas Canarias y congeniamos maravillosamente desde el primer momento. Fue algo así como, amor simultáneo a primera vista: Lorena con Jorge y Natalia conmigo.
... Con ellas, navegamos por los canales de Ámsterdam, visitamos Hamburgo y Bremen, recorrimos Berlín, y paseamos por las calles de Copenhague y Estocolmo; y si hubiéramos tenido más presupuesto, habríamos llegado también hasta Polonia, a Bélgica, ó a la Republica Checa, pero lamentablemente nuestra economía no nos lo permitió.
... Cada amanecer, Jorge, conocía con exactitud la mayoría de los detalles por los que destacaría el presente día; hasta nos permitía la noche anterior hacerle peticiones personales, para que en sueños buscara la localización de una pensión agradable y económica para el día siguiente, de un restaurante con precios razonables que sirviera nuestros platos preferidos, céntricas plazas de aparcamiento gratuito, ó rinconcitos románticos por los que pasear admirando la arquitectura.
... Al día siguiente, Jorge, inexplicablemente, lograba guiarnos hasta aquellos lugares elegidos desde la noche anterior, como si fuera nativo de aquella localidad y diariamente hiciera dichos recorridos. Recuerdo que Lorena y Natalia, compartían conmigo lógicas dudas en cuanto a que realmente fuera la primera vez que Jorge visitaba físicamente aquellos lugares.
... Recientemente, en una de nuestras habituales cenas de fin de semana, los cuatro recordábamos aquella primera noche en Ámsterdam, cuando las conocimos a ellas, y aquella semana inolvidable recorriendo Europa en coche. Durante la conversación, Lorena y Natalia, comentaron que era una lástima que Jorge no usara su don, más que para nimiedades y banalidades absurdas, cuando tal vez podría aprovecharse y enriquecerse materialmente, ó alcanzar la fama buscando la forma de explotar adecuadamente su inexplicable talento. Entonces, Jorge nos confesó: ¡no puedo hacer eso, es un señor don!

Fin

No hay comentarios: