domingo, 27 de mayo de 2007

Barrancos en las nubes

BARRANCOS EN LAS NUBES

Foly Galán

... Para mi vecina Teresa, con mucho cariño, por ser tan dulce, comprensiva y tolerante conmigo... ¡eres un cielo!
... Y para "mi amorcito", casi platónico e involuntariamente fugaz, cuya dulce estela de pasión aún me deslumbra, y a quien mantendré en el anonimato, con la esperanza de que cuando lea esto deduzca inmediatamente que me refiero a ella...

Capitulo 1º
EL VALS DEL ESCOBILLÓN

... Rosario, cumplirá a finales de éste mes los cincuenta y ocho años; en este momento, está realizando sus rutinarias labores domesticas. El viejo reloj de pared que heredó de su abuelo, y que actualmente preside el salón de su casa desde encima de la chimenea, acaba de dar las doce campanadas del medio día. Un pequeño transistor, desde un estante de la cocina, sintonizado en la frecuencia de una emisora local, emite diariamente una nostálgica selección de clásicos temas de Rock & Roll de los años cincuenta; el sonido se expande, y dichas viejas canciones, pasean libremente su melodía por toda la vivienda de Rosario, la cual, repentinamente, ha sentido la irresistible tentación de bailar mientras estaba barriendo el pasillo, y se ha dejado llevar, acabando por ejecutar un improvisado y espontáneo vals con el delgado e indiferente palo del escobillón.
... La distorsionada música emitida por el precario y anticuado transistor de Rosario, se va diluyendo y filtrando entre las paredes de su vivienda, hasta finalmente desaparecer por completo al llegar a la calle, donde es totalmente ahogada por el ruido de los motores y las bocinas de los coches, ó el taladrar del martillo neumático que perfora la calzada desde hace una semana, debido a las recientes obras realizadas como consecuencia de algún supuesto problema en el alcantarillado.
... Rosario, ahora esta frente a su transistor, preparándose el almuerzo. Después de comer allí mismo, en la pequeña mesa de la cocina, lenta y pensativamente, recogerá los platos, limpiará la losa, y le pondrá algo de comida y agua limpia a su gato; al cual, como de costumbre, llamará por su nombre varias veces sin éxito alguno, ya que el animal, generalmente, pasa la mayor parte del día durmiendo en los más recónditos escondites, recuperándose de sus arriesgadas e interminables correrías nocturnas por el barrio. Ella lo encontró hace ya casi siete años, siendo tan solo una cría indefensa, abandonado dentro de un saco amarrado, que algún cruel desaprensivo arrojó al barranco, donde la mujer, afortunadamente, lo escuchó maullar desesperadamente y lo pudo rescatar, antes de que fuera arrastrado por las torrenciales aguas de aquel lluvioso invierno. Por ese motivo, bautizó al animal con dicho significativo nombre: "Barrancos".
... Barrancos, es un simpático y rollizo gato negro, con los ojos grandes y un poco bizcos. Tiene el pecho y la barriguilla de color blanco, aunque generalmente, nadie lo diría, por la suciedad que se le adhiere constantemente a su pelaje en sus secretas e incontables expediciones nocturnas por las calles, los tejados, y los solares de las inmediaciones: las cuales, también le han marcado de cicatrices su oronda anatomía felina. Sé suele decir que los gatos tienen siete vidas, pero en su caso, se podrían multiplicar a su vez por siete más, puesto que el pobre Barrancos, parece un imán para las desgracias, aunque aún así, escapa milagrosamente con vida de todas ellas: ataques de perros grandes, atropellos por coches, motos y camiones, caídas desde las azoteas, envenenamientos, y todo tipo de insólitos accidentes domésticos, a los que, sorprendentemente, ha sobrevivido hasta el momento.
... Rosario enviudó hará unos quince años aproximadamente, desde entonces ha vivido completamente sola, hasta que encontró al simpático gato, el cual, realmente, más que hacerle compañía, la ha mantenido entretenida, llenando su existencia de constantes preocupaciones e imprevistos y disgustos, a los que, inevitablemente, ella ha llegado por fuerza ha acostumbrarse. Barrancos, nunca ha llegado a cazar ni a un solo ratón, pero, habitualmente, es presa de los más insospechados accidentes. Cada semana que pasa, se convierte en una nueva e intrigante posible incógnita: ¿en que líos se meterá Barrancos ésta vez?

Capitulo 2º
RETORNO A LA DESIDIA

... Lo que Rosario desconoce, es que su gato lleva una doble vida; bueno, más exactamente, podríamos hasta decir que es un animal con personalidad múltiple, ya que hay al menos otros dos hogares más, en los que para sus moradores, Barrancos, es considerado casi como uno más de la familia, aunque, por supuesto, lo hayan bautizado con nombres diferentes.
... Martín, es un albañil jubilado de setenta y cinco años, que también tristemente ha enviudado recientemente. Él, llama al gato: "Petróleo"; ya que el día en que se lo encontró deambulando y tambaleándose por las calles, hace ya unos cinco años, él animal estaba íntegramente manchado de grasa y apestando a gasolina; y al verlo aparentemente aturdido y desorientado, creyéndolo abandonado, lo llevó a su casa, donde, esporádicamente, suele pasar alguna noche durmiendo a los pies de la cama de Martín, ó se presenta ocasionalmente de improviso para alimentarse, ya qué, ese día, el menú que le ha servido Rosario no es de su agrado.
... Aquel día en que Martín conoció al animal, Barrancos, estaba algo drogado por los gases de los productos químicos que había estado olfateando: había pasado las últimas horas restregándose por todos los rincones del taller de mecánica del barrio, donde Javier, él propietario, también lo conoce desde hace unos seis años y desde un principio lo apodó: "Negrito". Allí, él gato nunca va a dormir, ni lo invitan jamás a comer, pero disfruta tremendamente investigando; trepando por todas las cajas de repuestos, sobre trastos viejos y polvorientos, ó entre los destartalados y grasientos coches apilados que Javier almacena en su recinto con el fin de usar sus piezas posteriormente para recambios.
... En la casa de la familia Hernández, Barrancos, también hace lo mismo que en la casa de Martín, ó que en la de Rosario, pero allí, sé le conoce por el nombre de: "Bartoloméo". Fue Martita, la hija única de catorce años del matrimonio, la que lo bautizó así hace cuatro años, cuando lo escuchó maullar dentro de un contenedor de basura, donde el gato se había introducido posiblemente para investigar, y alguien, seguramente sin darse cuenta de que él estaba allí dentro, tras arrojar alguna bolsa de basura, cerró la tapa del recipiente dejándolo atrapado. Una hora después de ser rescatado por los padres de Martita, pasaría el camión de recogida de basura, en el que, sí no es por la niña, Barrancos, muy posiblemente, habría perdido irremediablemente la vida, siendo triturado por la potente compactadora del vehículo.
... Ésta noche, durante un descuido de Rosario, mientras ella recogía la cocina después de cenar, Barrancos se ha colado dentro del refrigerador y, por tercera ó cuarta vez ya, a vuelto a quedarse atrapado dentro. Ella, está a punto de irse a dormir y puede que hasta mañana por la mañana, al ir a prepararse el desayuno, no descubra que el inconsciente de su gato se ha quedado atrapado dentro de la nevera, y puede que para entonces ya sea demasiado tarde...
... Pero, una vez más, Barrancos, se ha librado otra vez de congelarse y convertirse en un "polo de gato". Afortunadamente, a media noche, Rosario se despertó por culpa de una angustiosa pesadilla, y se levantó de la cama para ir a la cocina y prepararse un vaso de leche caliente. Al abrir la puerta del refrigerador, se lo encontró tumbado sobre la bandeja de las verduras, mirándola con sus enormes ojos bizcos, como sí tal cosa, como sí no pasara nada... ¡Ay, Barrancos, estás en las nubes!

Fin

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